Maggie Tamez
Investigadores de la Universidad de Pensilvania revelaron que los antojos y atracones de comida se gestan en el cerebro, y que los nuevos fármacos adelgazantes, como la tirzepatida, actúan directamente sobre áreas neuronales vinculadas con el placer y la recompensa, según un estudio publicado este lunes en la revista Nature Medicine.
El estudio incluyó a cuatro personas con obesidad severa y trastorno por atracón. Una de ellas recibía tratamiento con tirzepatida, un medicamento que combinan los efectos de las incretinas GLP-1 y GIP, hormonas que regulan la sensación de saciedad. Los investigadores registraron la actividad neuronal en el núcleo accumbens, región asociada con la motivación y el placer, utilizando electrodos implantados de forma invasiva.
Los resultados mostraron que la tirzepatida suprimió la actividad cerebral vinculada a los antojos, lo que se tradujo en una reducción del deseo de comer y favoreció la pérdida de peso. Este hallazgo representa la primera evidencia en humanos del efecto directo de estos medicamentos sobre la actividad cerebral, lo que podría abrir nuevas vías para tratar trastornos de la conducta alimentaria.
“La primera generación de fármacos, como la semaglutida, imitaba solo una molécula (GLP-1). La tirzepatida combina GLP-1 y GIP, aumentando su efectividad hasta en 22% de pérdida de peso corporal promedio, frente al 15% de versiones anteriores”, explicó Andreea Ciudin, coordinadora de tratamiento integral de obesidad del Hospital Universitario Vall Hebron.
Este estudio también refuerza la hipótesis de que los agonistas de incretinas no solo actúan sobre la saciedad, sino que modulan directamente los circuitos cerebrales de placer y adicción, un mecanismo previamente observado en modelos animales. Según Casey Halpern, autor principal del estudio, los hallazgos podrían tener aplicaciones futuras en otros trastornos relacionados con el control de impulsos.
El estudio destaca la importancia de entender cómo los medicamentos influyen en el cerebro humano y plantea nuevas oportunidades para el desarrollo de tratamientos más eficaces contra la obesidad y los trastornos alimentarios.














