En medio de un escenario internacional marcado por tensiones políticas y estrategias divergentes frente al crimen organizado, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fijó una postura firme y pública: México no permitirá una intervención militar estadounidense en su territorio bajo ninguna circunstancia.
La declaración surge tras nuevas afirmaciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien volvió a sugerir el envío de tropas para enfrentar a los cárteles del narcotráfico. Aunque no es la primera vez que el mandatario estadounidense plantea esta posibilidad, la respuesta del Gobierno mexicano fue clara y sin matices.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum expuso que esta propuesta ya había aparecido en conversaciones previas con Trump, tanto telefónicas como presenciales.
“Les he dicho que podemos colaborar, que pueden compartir información, pero la operación en territorio mexicano es responsabilidad exclusiva de México”, subrayó.
La mandataria explicó que, pese a la insistencia ocasional del gobierno estadounidense, la postura mexicana ha sido entendida y respetada en los canales diplomáticos. Funcionarios clave como el secretario de Estado, Marco Rubio —recientemente de visita en México— han recibido el mensaje de manera directa: cooperación sí, subordinación no.
La relación bilateral, destacó Sheinbaum, se sostiene actualmente sobre un marco de colaboración en inteligencia, coordinación estratégica y respeto mutuo. Incluso recordó que, después de varios intercambios diplomáticos, Estados Unidos emitió un comunicado reconociendo que cualquier acción conjunta requeriría una solicitud explícita de México, algo que el gobierno federal dejó claro que no ocurrirá.
Las declaraciones se dan en un contexto donde sectores conservadores estadounidenses impulsan medidas más duras contra el narcotráfico, mientras que en meses recientes el Ejército de EE.UU. ha emprendido acciones en el Caribe y el Pacífico contra presuntos “narcoterroristas”, ejercicios que han encendido el debate internacional sobre extralimitación militar.
En México, la postura oficial se mantiene firme: la cooperación debe centrarse en el intercambio de información, frenar el flujo de armas hacia el sur y fortalecer las estrategias binacionales, siempre bajo el principio inamovible de que la seguridad en territorio mexicano corresponde únicamente a México.














